20/8/13

ESTADO FICCION

   Siempre que he pensado en El Vaticano lo he hecho de forma espiritual, nunca lo he visto como un auténtico estado, con su jefe de gobierno, su economía, sus habitantes, sus ingresos, su Balanza de Pagos,.....

   Analizándolo de otro modo y sin pensar únicamente en el mismo como lugar en el que reside el Papa se llega a la conclusión de que sobre el mismo existe un ocultismo fuerte respecto a las finanzas y economía de este minúsculo estado.

   Resulta extraño en todo, Se trata de un estado siendo una ciudad, su extensión tiene 44 hectáreas y está situado en el centro de Roma, pero tiene otros enclaves fuera de esta que forman parte también de su territorio que ocupan mayor superficie y que son edificios como el palacio de Castel Gandolfo y sus jardines, las basílicas de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros, varios edificios más en la ciudad de Roma, entre otros. Todas estas propiedades conforman el estado en sí.

  Resulta curioso que un edificio, fuera de las fronteras de un estado, pueda formar parte de este sin ser una delegación diplomática de aquel para cumplir las funciones propias de relaciones con el exterior y asistencia a los ciudadanos en territorio extranjero, sin embargo, estos edificios gozan del derecho de extraterritorialidad.

   Se fundó en 1929 a través de la firma de los pactos de Letrán ratificados por la Santa Sede y Mussolini. Son tres los acuerdos: 1) un pacto que reconoce la independencia y soberanía de la Santa Sede y que crea el Estado de la Ciudad del Vaticano, 2) un concordato que define las relaciones civiles y religiosas entre el gobierno y la iglesia en Italia y 3) una convención financiera que proporciona a la Santa Sede una compensación por sus pérdidas. Estas pérdidas se encontraban fundamentadas en la desaparición de los Estados Pontificios al surgir Italia como estado con capital en Roma, la indemnización fijada en el acuerdo fue de 1.750 millones de liras, cuya inversión junto con donaciones de todo el mundo conformaron en el origen los recursos económicos del Estado Vaticano.

   El primer problema está resuelto, se forma un estado con un territorio, fronteras, reconocido y aceptado internacionalmente, ahora bien, no todos los países tienen un reconocimiento bilateral con El Vaticano, de este modo se puede citar a China, Vietnam, Corea del Norte y Arabia Saudita, que no reconocen este microestado.

   Un estado debe tener además de una bandera, un idioma propio, en este caso, el idioma oficial es el latín y como lengua cooficial el italiano (otra rareza dado que el latín es una lengua muerta). La moneda que circula por el estado es el euro, con diseño propio. A diferencia de cualquier estado no tiene fábrica propia de moneda por lo que se la hace Italia con el acuerdo de que no puede acuñar más de un millón de euros al año.

   Tampoco puede faltar para su defensa un ejército, este está formado por la guardia suiza que se encarga de velar por la seguridad de la Ciudad del Vaticano. Está compuesta por 100 soldados, de entre estos sólo cuatro oficiales, 23 mandos intermedios, 70 alabarderos, 2 tamborileros y un capellán. Resulta sorprendente la formación de este ejército integrado exclusivamente por hombres y con un número excesivamente elevado de miembros, sobre todo, porque se supone que un ejército existe para defender y atacar. En este caso, la expansión de este estado no tiene sentido, el cristianismo está lo suficientemente extendido por el mundo y el objetivo de la religión católica no es proporcionar guerra sino paz. Por otra parte, la defensa tampoco es una labor de este ejército ya que la proporciona Italia.

   Respecto a la población esta está formada por religiosos, hombres fundamentalmente, y la nacionalidad vaticana se adquiere por concesión y no por nacimiento (lo que es obvio, dado que profesan el celibato) y la tienen aquellos que se encuentran empleados en las nunciaturas y los que ejercen funciones para el estado de la ciudad, la pierden cuando dejan de cumplir estas funciones.

   Si nos fijamos en su forma política, se trata de una teocracia. Se define como una monarquía absoluta cuyo monarca, el Sumo Pontífice tiene plenos poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Tiene su propio ordenamiento jurídico y la norma constitucional más importante es la Ley Fundamental de la Ciudad del Vaticano. A pesar de ello se prevé la distinción de funciones ya que el Papa no las ejerce de forma directa, la potestad judicial nunca la ejerce personalmente. Curioso es también que no tenga un sistema judicial y que de las tareas de enjuiciamiento criminal se encargue Italia.

   Si no tiene agricultura ni industria su economía únicamente puede centrarse en el sector servicios y dentro de este en la cultura y en el turismo, obteniendo ingresos gracias a la venta de recuerdos turísticos, libros, sellos y a las entradas a los museos. Exporta espiritualidad e importa vino. ¿Son suficientes estos recursos para mantener un estado?. Es evidente que no, por eso cuenta, además, con los ingresos que proporcionan los católicos de todo el mundo, sus donaciones a la iglesia, los concordatos y los beneficios de las empresas, escuelas, universidades y bancos propiedad de la iglesia.

   ¿Cómo se gestiona todo este dinero? ¿Para qué tiene tanto dinero este estado? ¿Por qué la iglesia hace negocios? ¿Cómo se tributa en este estado? ¿Es moral que haga inversiones y admita y blanquee dinero de la mafia?. La respuesta a todo ello será objeto de otra entrada.